En 2013 Uruguay estaba de festejo, por entonces llevaba la delantera en la región al promulgar la ley (Ley N° 19.172) que hoy regula y controla la producción y distribución de cannabis. ¡A por el mercado del oro verde! pensaron muchos. Pero los avances no fueron tan rápidos como se esperaba. Y si bien en 2015 el gobierno uruguayo emitió un decreto para regular el mercado medicinal y en 2021 otro que facilitó la exportación de cannabis, tantos años después, las reglas siguen sin resultar del todo claras.
Los pasos a seguir para obtener la habilitación de la producción y comercialización de cannabis aún son un poco difusos. Sobre todo si se persigue un uso medicinal. Nadie sabe del todo lo que tiene que hacer o cuánto durará todo el proceso. Y frente a esto, nuestra primera recomendación es armarse de paciencia, buscar asesoramiento para el proceso y no desgastarse en miles de idas y vueltas. Por momentos parece imposible pero no lo es, hace algunos años, también estuvimos ahí.
Con nuestro equipo de expertos agrónomos y especialistas en operaciones y finanzas, acompañamos a nuestros clientes en las distintas etapas de planificación y ejecución de un proyecto de cannabis a escala comercial.
¿Qué documentos necesito, qué conceptos hay que tener claros, qué tipo de permisos existen, qué organismos intervienen, qué tiempos hay que calcular?
Con la ayuda de Enrique Pabon y Hugo Bittencourt, el equipo encargado de brindar apoyo a empresas y emprendedores que buscan asesoramiento en estos temas, te damos un pantallazo de las nociones fundamentales para obtener una licencia para cultivar cannabis medicinal en Uruguay y Argentina.
¿Qué tipos de licencias existen?
Existen dos organismos que otorgan licencias para cultivar cannabis en Uruguay, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) que autoriza - en un proceso sencillo que toma solo un par de meses - el cultivo de cáñamo con fines industriales; y el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA) que entrega licencias para dos tipos de cultivos, los recreativos para los que hay tres vías de acceso: permisos que otorgan a licenciatarios que producen para farmacias y autorizaciones para habilitación de clubes o para autocultivo y los medicinales (CBD o THC) o cosméticos (CBD) que son con los que trabajamos en YVY.
En YVY contamos con la autorización del MGAP para el cultivo de cáñamo industrial durante algunos años y hoy tenemos las licencias de IRCCA para cultivo de CBD y THC medicinal.
¿Cuál sería el ABC de lo que se necesita para solicitar una licencia de IRCCA para cultivar cannabis medicinal?
Hay dos puntos que forman el esqueleto:
1. Definir qué producto final se quiere alcanzar y para qué mercado en un plan de trabajo exhaustivo que incluya todos los detalles técnicos sobre la previa, el durante y el post del cultivo: qué y cómo se producirá, quiénes participarán del proceso y presupuesto del que se dispone.
2. Demostrar el orígen de esos fondos ante la Secretaría Nacional para la Lucha contra el Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo (SENACLAFT).
El plan de trabajo es el resultado de nuestro servicio de consultoría a través del que hicimos planes de negocios para proyectos de diferente calibre en Uruguay, Argentina y Colombia.
IRCCA exige muchos y muy rigurosos controles que incluyen la participación de abogados, agrónomos, químicos, entre otros, y ponen el foco en lo referido al tipo de producto final que se va a elaborar y al destino final del producto. Atravesar con éxito esta auditoría implica tener un plan de negocios en el que se detallen con minucia todos los procesos, desde que se piensa la idea hasta tener el producto empacado y listo para la comercialización; y en el medio hay muchos otros puntos a determinar que también marcarán el largo del camino: si la plantación será outdoors o indoors, qué genética se va a plantar y dónde, cómo se van a obtener las plantas, quiénes van a intervenir en el proceso y…no menor, la habilitación del Ministerio de Salud Pública (MSP) que sube o baja el pulgar respecto al secado y procesamiento del producto y en definitiva, determina si se puede o vender. No hay lugar para improvisaciones.
Los protocolos y procesos deben seguir la misma línea racional determinada por el protocolo de presentación de proyectos del IRCCA.
Muchos emprendedores tienen la idea de que el cannabis es un negocio que da mucho dinero. Y que con una inversión pequeña se puede vender un producto a muy alto valor. Hay que desmitificar esa idea. La realidad es que el precio del producto comparado con la inversión es aceptable, de buen retorno sí, pero para comenzar el negocio, la inversión inicial es alta. Hay mucho dinero involucrado y a muchas empresas les cuesta saber qué hace falta porque no tienen información de costos ni de los procesos que tienen que hacer y cómo hacerlos. Y lo cierto es que cada vez que se cometen errores o hay información faltante, se retroceden casilleros.
Si bien en Argentina aún no está exactamente claro cuáles serán los procesos para obtener licencias, lo más probable es que sean muy similares a los de Uruguay.
Hay empresas que demoran dos años, otras uno y otras logran resolverlo en menos tiempo. Cada uno tiene su librito y como no hay un libro de cabecera que nos diga cómo producir cannabis, cada uno define producir como mejor le parece. Si bien IRCCA está abierto a escuchar a las empresas y adaptar sus procesos, es clave adecuar los propios procesos y protocolos internos al protocolo vigente para la presentación de licencias de IRCCA. Ahí radica el secreto para lograr dar solo (o mayormente) pasos hacia adelante en este proceso que todavía está tomando forma.
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→ Nuestro servicio de consultoría, con el que buscamos ayudar a quienes se inician en el mundo del cannabis a poder funcionar en el menor tiempo posible, se basa en acompañar la adecuación de los propios procesos y protocolos a lo solicitado por IRCCA. Encuentra más información sobre nuestro servicio en: https://es.yvylifesciences.com/consulting
Fuentes